Era el verano del año 2021, cuando pasando la etapa de un encierro en la pandemia, decidí responder los mensajes de un niño, (y sí, digo niño, porque tenía recién cumplidos 15 años) tenia ya mas de un año escribiéndome, pero nunca respondía, hasta que ese día por mi aburrimiento le respondí. Fue probablemente una mala decisión, pues tras tiempo de hablar y hacernos amigos, me dí cuenta que me gustaba, y es que había un color en sus ojos, increíble, unos ojos color miel, que tras unas largas pestañas me habían atrapado por completo, eso sin mencionar, que jugaba béisbol y comenzamos a jugar juntos enseguida. Tras semanas comenzamos a ser novios, pero no todo se pintaba de color de rosa, ya que realmente era complicado, el me decía que no le daban permiso salir, y eso complicaba el vernos, siempre busco como ir a verme, pero habían cosas que no me cuadraban.
Fue con un día, me enteré por FB que el tenía otra relación, de un año, con otra niña...
Me rompió el corazón, y más que eso, me dió en mi ego jajaja, ¿Cómo un niño de 15 años me había engañado? Y eso no es todo, yo era el cuerno jajajaja
La niña se enteró, y decidió contarme todo, mandado me as y toda la cosa, me sentí tremendamente mal.
Cuando yo le hable acerca de lo sucedido, no me negó nada, al contrario, me lo afirmó, y tras mostrarme una conversación con su mejor amigo, diciendo que se quería conmigo y no con ella, me dió algo de seguridad saber eso, así que continúe con él, y la otra niña se hizo aún lado.
Después de un tiempo ella entre lágrimas me busco y contó lo mal que se sentía, porque nunca hizo nada por ella, nada de lo que por mi hacía. A él no lo dejaban tener novia, pero por alguna razón, conmigo no fue impedimento, y continuamos bastante tiempo. El que ella me contara tantas cosas me hizo sentir verdaderamente mal, y me abrió un deseo de vengarme, y pues bueno... Lo hice...
No saben cuando me arrepiento de haberlo hecho, pues después de todo, el niño realmente me gustaba, y demasiado, y lo quería mucho, muchísimo, pero tenía que desquitarme. Cuando lo hice, me dolió verlo llorar, y pedirme perdón, pero algo en mi no podía continuar con eso, así que con el dolor de mi corazón nos alejamos. Muy mala mía, pues estando en el mismo equipo de béisbol, nos tuvimos que ver y convivir por los años siguientes.
Ahora ya un poco más grandes, ambos nos arrepentimos de eso, y ahora entre risas lo recordamos, somos grandes amigos, aprendí a ser su amiga. Esas amistades que se vuelven familia, y todo quedó en una buena anécdota.
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