Por: Carmen Ramz
Me pidieron que escribiera una historia y automáticamente pensé en tu adiós.
Creo que esta historia terminó sin siquiera haber empezado y creo que lo que convirtió el inicio en adiós fue todo lo que vivimos en esos pocos meses de conversación, de atracción, de desilusión, de arrepentimiento, de estar en un constante subir y bajar, del no saber que hacer para estar bien, del agotamiento que era el querer gustarte para que te quedarás.
Empezamos siendo los amigos más increíbles que te pudieras encontrar, aquellos que se veían diario, los amigos que se aprendieron los nombres de la expareja del otro, los que se contaban los más oscuros deseos.
En algún punto quizás, eramos dos almas que estaban destinadas a enamorarse. En otra vida, estábamos destinados, pero no en esta. ¡Carajo!. Nunca debimos haberlo hecho. Bueno, no me tenía que haber enamorado de ti en primer lugar.
Esta historia se tornaba increíble en mi futuro, pero no en el tuyo. Yo queria algo muy romantico, mientras que tu querías algo más carnal, pasional y no me daba cuenta de eso hasta que fue demasiado tarde, hasta que toda tu falta de interés me hizo daño, me hizo caer en un hoyo del que no me podía levantar. Llegando a un punto en el que mi paciencia, el amor, mis sentimientos por ti se agotaron, ya nada de lo que hacias me importaba, al final descubri que necestibas la atención de otra persona para no sentirte solo y todo lo que hacías después de que abri los ojos era demostrarme tu falta de amor propio.
Tus actos y actitudes me enseñaron que no debemos aferrarnos a nadie, ni a nada, que no debemos conformarnos con miserias de amor, entendí que en una relación siempre debe ser 50 - 50, siempre debe ser mutuo el amor, los sentimientos, la atracción, la fidelidad. Así que, después de todo esto, por fin te digo adiós, porque estoy lista para soltarte, liberarme y superarte, ya no me duele decir estas palabras, porque es una feliz historia de un adiós hacia nuestra relación que no existio.
P.D. Dicen que de los errores se aprende, pero yo de ti no aprendí nada, porque bien dice Danna Paola: El amor no duele, duele todo lo que confundimos con amor.
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