Por: Dead Horse
La muerte y desgracia siempre estuvieron dentro de su vida. Sus cuentos no son la excepción. Uno de mis favoritos, el más personal y auténtico es sin duda el de "El almohadón de plumas".
Vivir muriendo, morir. Memento mori
Aquel chico de brillante sonrisa que alcanzaba el cielo y sus rayos de luz con su cabeza, me tenía volando por encima de sus sueños. Sabíamos que no podría pasar algo más, pero aún así forzábamos las cosas. Nuestra pequeña habitación atascada de palabras que nunca nos atrevimos a decir en voz alta, aquellas que se atascaban en mi corazón, con escarlatas perlas las pegué y olvidé.
A tí te gusta causar dolor pero no sentirlo.
A mi me gusta sentir dolor, pero no causarlo.
Eso nos llevó a la locura. O al menos a mi.
Recostada en mi cama, el almohadon de plumas que me regalaste cobró vida, o al menos eso imaginé. Acechándome desde las suaves nubes, un parásito se había incrustado dentro de mi cabeza; esta rara enfermedad ya no me importaba, ya no dolía, sólo existía por existir.
Me aferraba a escasas migajas de amor que me dabas, por ellas rogaba. Con aquel maldito amor te adoraba. El parásito llegó a convertirse en mi salvador. Cordura artificial.
Se llevó todo aquello que nos unia, o al menos lo que yo creí que nos servía.
No quiero vivir.
No quiero vivir en una realidad donde no seamos correspondidos. Dónde me cansé de seguirte, pues cuando me dí cuenta de que había perdido todo, incluso lo más vano y burdo de mi vida, supe que habia llegado a mi límite. Y desistí.
Encontraron mi fétido y descompuesto cuerpo pegado al almohadon de plumas. 3 semanas después de que me dejaras morir de amor. Todo desapareció. Hasta aquel parásito.
Desde la esquina de la habitación, aferrándose a las pálidas cuencas escarltas que colgaban del techo, mi alma en pena se quedó flotando. Esperando. Esperándote.
"El almohadón de plumas" nos habla, metafóricamente, de la dependencia emocional, la muerte en vida, y el dolor carnal. A través de estas palabras, me embarco entre la locura al amor y la muerte locura, recordando el memento mori.
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