Este era un chico llamado Arturo, él vivía en el campo junto con sus padres. Su padre al estar enfermo, Arturo tenía que trabajar desde temprano para mantener a sus padres, su madre se encargaba de cuidar a su padre y cultivar flores para venderlas.
Arturo al termina sus obligaciones en el trabajo, iba a lo alto de una montaña para refrescarse con las cascadas que estaban cerca de ahí y recordar los tiempos en que él y su padre pasaban las tardes juntos en ese lugar para platicar.
Su padre había tenido un accidente mientras iban los dos juntos montados en caballo, la cual le causo a su padre quedar inmóvil y sin voz, mientras Arturo le decía: ¡grítame por favor! Ya que el sin ninguna razón había perdido la audición.
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