23.10.15

Como vive la familia con una persona dependiente a las drogas

Por: Paola Itzel Vallejo Avila
El tenía 16 años, yo tenía apenas 12 años y mi hermana 13. Mi madre era madre soltera. De pequeños nos cuidaban mis abuelos mientras mi madre laboraba. 
Entrando a secundaria él se volvió más independiente y los amigos que influían no podían faltar. Él primero lo hizo para integrarse a un grupo de amigos, pera esta adicción se volvió cada vez mas necesaria, se convirtió dependiente del PVC. 
Mi mamá no se dio cuenta si no hasta los 4 meses de esta adicción que ya tenia mi hermano.
Al principio decidió hablar con él, pero uno no sabe como tratar a una persona con adicción, mi mamá solo tomo la opción que ella creía correcta así que lo metió a una escuela particular, pensando que esto lo podría ayudar, pero lastimamente no fue así, la adicción de mi hermano crecía al igual que la desesperación d mi mamá. Fácil el ingreso a 3 o 4 doble A, pero el siempre se escapaba, regresaba a la casa y continuaba con este vicio. Mi mamá no dormía siempre la veía llorando, mi hermana era mucho más fuerte que yo, y siempre me decía que no llorara. Pero es tan difícil vivir esto. En las noches no se puede dormir, si escuchas un ruido en la calle piensas que puede ser él, si pasa una patrulla o ambulancia te haces a la idea que lo llevan en esa unidad. Estuvo en el cerezo unas 8 o 9 veces pero por ser menor de edad no lo dejaban mucho tiempo. Hablando con mi mamá y mi hermana sobre esta experiencia, recordábamos que en algún momento llega el punto en el que deseas no vivir esto, en el que prefieres recibir una llamada del hospital o la morgue donde te digan que ya no esta más en este mundo, esto no significa que no lo amemos, si no ya no puedes, en donde te angustias día a día, es una gran tortura, donde te cuestionas cada hora, cada minuto ¿Dónde esta?, ¿Con quien esta?, ¿Qué hace? ¿Estará bien?.
La verdad solo puedes dormir bien cuando el esta en casa durmiendo. Para una persona con adicción no encuentra un limite, siempre quiere más. Él ya a los 18-19 años empezaba a perder el control, a hablar solo, a ponerse agresivo, lo veías y estaba pálido y muy delgado.
A veces piensas que eso no pasara en tú familia pero cuando llega no sabes que hacer. Llegamos a asistir a iglesias pensando que Dios lo ayudaría y si por un tiempo lo lograba pero al poco tiempo él recaía. 
Por última opción mi mamá decide que nos mudaremos lejos de donde vivíamos, de las malas influencias a nuestro alrededor. Y si dio resultados claro hubo varias excepciones para que esto cambiara, a veces el se iba de la casa y regresaba con el olor a PVC.  Poco a poco esto fue cambiando, fue un milagro, al principio le llamo la atención el deporte y cerca de donde vivimos había clases de kung-fu, esto fue de mucha ayuda. Se fue rehabilitando poco a poco y gracias a la ayudada de nuestra familia y de Dios el salio adelante, el tiene actualmente 23 años y es un orgullo contar esto por que el salio adelante.
A veces voy en la calle y veo a jóvenes drogándose y me recuerda mucho a mi hermano y me pregunto ¿Qué llevo a aquel joven a drogarse?, esto no es nada fácil y yo creó que se le debe apoyar y no juzgar.


Corregido por: Alin Guadalupe Vargas Pérez.

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Proyecto de Luis Ricardo Ramos Hernández y estudiantes.

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Muy leído