Por ti estoy así.
POR: SANDRA GUADALUPE
Mi
nombre es Daniel y soy una alcohólico anónimo… no es cierto ja no sé cómo presentarme, la verdad es que tengo múltiples personalidades y no se bien quien
o que soy, pero quiero descubrirlo, y para ello les contare mi historia.
Era la
única alma a la una de mañana, caminando bajo la lluvia en la calle más
peligrosa de esta ciudad, según la señora chismosa de la cafetería. Caminaba
con un paso en el que mi abuela mi hubiera rebasado, escuchando sex on fire y
mi mente divagaba el siguiente lugar al que iría, mientras pensaba en esto,
escuche el sonido de siempre antes de llegar a mi hotel y esta vez, en vez de
seguir caminando, me atreví a ver qué diablos era.
Me adentre al callejón
obscuro que apestaba a casa de mi tío John, escuche de nuevo el sonido, mi piel
se erizo, dude si seguir o no, pero mi curiosidad hacia que avanzara, de pronto
sentí el concreto en mi cara, por un momento sentí que desaparecí, analice
donde estaba, me pare de un tiro y corrí, pero me detuve a ver qué había
pasado, gire, y si, era un tonto, había tropezado con un hoyo en el piso y mis
nervios de niñita se imaginaron mil y un cosas de lo que había pasado menos eso, me reí y me adentre de nuevo en el
callejón ya sin miedo, llegue al final y no había nada excepto una caja, fui
directo a ella y la abrí, para mi sorpresa era un estúpido gato viejo atorado y
con una pata mala, su chillido era lo que siempre escuchaba y me di cuenta que
odiaba ese sonido. Por un momento pensé que me había hablado pero sabía que eso
no podía ser posible, era el golpe de la cabeza. Tome la caja, le pegue una de
mis calcomanías y salí del callejón, vi una casa gigante, de esas donde viven
dos tipos de gente, la primera, pueden ser trabajadores y la segunda ladrones,
esa teoría es lo que siempre he pensado, decidí dejar la caja, toque el timbre
y corrí como crío haciendo una travesura, me quede en la esquina espiando haber
que pasaba, salió una señor vestido de pingüino, no hablo literal, iba de
traje, se veía que era el mayordomo o algo así, abrió la caja y lo vio, alzo la
vista y miro por ambos lados, tomó al gato y entro a la casa. Bien, misión
cumplida y obra del día.
Llegue
a mi hotel, vi la hora, dos de la mañana, era tarde y quería dormir. Entre al
hotel y salude a mi amiga la recepcionista, que llevaba una de mis estampas en
su bolso, pero esta no me saludo, me quede por un momento parado y analizando
porque no me saludaba si siempre lo hacía, pensé que había tenido un mal día
así que continúe mi viaje a mi habitación. Llegue y me quería acostar pero
tenía un malestar en mi cara, fui al baño me mire al espejo, y esperen, ¡no me
veía! Que estaba pasando, ¿acaso era una broma? Quería quitar el espejo pero este no se movía, mis manos lo
atravesaban, salí del baño corriendo y gritando pero nadie salía ¿qué estaba
ocurriendo? Quise golpear las puertas pero a todas las atravesaba, y esto se
parecía a una película que había visto hace unas semanas, me
detuve en seco, levante la vista y me di cuenta que, había muerto en el
callejón.
REVISADO POR: ANAHÍ FERNANDA RAMÍREZ CARRERA.
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